domingo, 30 de julio de 2017

TORTUGAS NINJA (Teenage Mutant Ninja Turtles, 1990)


Desde que a mediados de los años ochenta irrumpiesen en el mercado del cómic underground, Las Tortugas Ninja han disfrutado de una enorme fama que ha generado merchandasing de todo tipo y adaptaciones a todos los medios imaginables: series de animación, videojuegos e incluso discos con una banda disfrazada de tortugas interpretando canciones infantiles. Para bien o para mal, las tortugas conocidas como Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello han arrasado siempre han arrasado por donde han pisado.

La realización de una película de imagen real en 1990 no debió sorprenderle a nadie, más bien al contrario. Sin embargo, fue curioso ver que el proyecto, lejos de caer en manos de un importante estudio hollywoodiense, fuese realizado por una compañía independiente americana en co-producción de nada menos que Raymond Chow y su poderosa Golden Harvest, generando así una sinergia en principio atractiva, un tanto alocada después. Y es que, como suele ocurrir, cada empresa quería impregnar un estilo distinto: el equipo americano capitaneado por el director Steve Barron querían que el filme poseyese un tono serio y oscuro, tal vez con el ojo puesto en las primeras historietas, mientras que Chow y sus hombres decidieron apostar por una cinta de carácter infantil para disfrutar en familia. El resultado, claro, quedó en una extraña mezcla, algo así como una fábula tenebrosa de colores negros, aunque con aire de cinta blockbuster llena de chistes inocentes. La historia la conocemos todos, cuatro tortugas son recogidas en una alcantarilla por una rata experta en artes marciales; debido al contacto de unos fluidos radioactivos, los animales adquieren unas dimensiones humanas, convirtiéndose todos ellos en una especie de justicieros de la ciudad que viven en un cuartel secreto situado en el alcantarillado de Nueva York. Su relación con el mundo  exterior se inicia al contactar con April, una intrépida reportera de televisión siempre en busca de la verdad.

“Tortugas Ninja” es un clásico, de eso no hay duda. Causó un gran impacto, divirtió al público de la época y sorprendió por sus efectos de maquillaje, generados por la empresa de Jim Henson. Por supuesto le falta espectacularidad, más aún si las comparamos con las pirotécnicas versiones producidas por Michael Bay, pero su inconfundible look añejo la convierte en producto de su época, con ese entrañable soundtrack invendible hoy en día o aquellos vestuarios tan característicos. Divertida y rápida, aunque algo desfasada (también hay que decirlo), la película logra aguantar el re-visionado de aquellos que la disfrutamos en su día. Los que la descubran hoy intuyo que se llevarán una decepción, sobre todo si la comparan con el cine de acción actual.  

Puntuación: 5/10

martes, 25 de julio de 2017

AGENTE ANTIDROGA (Misfire, 2014)


Nos encontramos ante una de las peores propuestas de la filmografía de Gary Daniels, actor con una carrera llena de títulos interesantes y estimables, tanto en su faceta de secundario (“Impacto final”, “Apuesta a vida o muerte”, “City Hunter”, “Los mercenarios”...) como protagonista (“Muerte a media noche”, “Recoil”...). Obviamente y por desgracia no es el caso de este “Agente antidroga”, cinta de acción de estructura y acabado endeble incapaz de satisfacer a los admiradores del cine de acción y mucho menso a los aficionados a las artes marciales, pues aunque Daniels sea un experto en el tema, aquí los momentos para lucirse en ese campo lucen por su ausencia: apenas un par de peleas breves coreografiadas de modo estándar, sin sobresalir demasiado.

¿La sinopsis? Un agente de la DEA viaja a México en busca de su ex-pareja, que ha sido secuestrada por unos mafiosos. A partir de ahí, traiciones, malos entendidos, persecuciones...ingredientes típicos que en las manos correctas podrían encajar pero que en “Agente antidroga” se convierte en un combinado de aburrimiento, desidia y vulgaridad. Mejor pasar página.

Puntuación: 2/10

jueves, 20 de julio de 2017

TRÁFICO HUMANO (Skin Traffik, 2015)


Thriller sexual de serie B cuyo mayor aliciente es la inclusión en su reparto de nombres atrayentes tales como Mickey Rourke, Michael Madsen, Daryl Hannah, Eric Roberts o Jeff Fahey, todos ellos haciendo de gángsteres en una trama sobre prostitución y el comercio de seres humanos. Gary Daniels es el protagonista, un asesino a sueldo de buen corazón (asegura que únicamente mata a aquel que se lo merece) que por querer ayudar a una jovencita con el rostro de Dominique Swain acaba envuelto en una oscura guerra con trágicas conclusiones.

Dirigida y producida por Ara Paiaya (responsable de varias low-budget movies), “Tráfico humano” es una cinta que no aporta nada nuevo al género de acción y que carece de una buena historia. Se apoya demasiado en su reparto, olvidando que no basta con llenar la pantalla de buenos actores si el guión no es mínimamente interesante. Sin embargo, tampoco se trata de un producto infumable ni mucho menos: Gary Daniels aguanta y lleva la batuta con dignidad y el metraje contiene multitud de tiroteos y escenas de artes marciales que, al menos, ayudan a digerir mejor el visionado. Además, el luchador Ron Smoorenburg también hace acto de presencia interpretando a un proxeneta que se las tendrá que ver con Daniels en plena calle. En definitiva, se trata de un filme para ver y olvidar rápidamente, útil si lo que se quiere es pasar hora y media sin exigencias de ningún tipo.  

Puntuación: 1/10

martes, 18 de julio de 2017

ROUND FINAL (Final Round, 1994)


En ejemplos como “El malvado Zaroff” (1932), “Blanco humano” (1993) o la española “Poppers” (1984) veíamos como millonarios sin escrúpulos se divertían apostando su dinero realizando cacerías humanas, convirtiendo el sufrimiento ajeno en un cruel pasatiempo. No debe extrañar que dicha premisa haya originado pequeños filmes confeccionados para el lucimiento de estrellas del cine de acción cuyos personajes se ven envueltos en una especie de yincana sangrienta. Es el caso, claro, de este “Round Final”, largometraje de 1992 que agrega a la fórmula las artes marciales para disfrute de los fans de su protagonista, Lorenzo Lamas. Aquí el intérprete de “Falcon Crest” participa en contra de su voluntad en uno de esos concursos de persecución, mostrando sus atléticas habilidades y salvando la situación sin apenas sorpresas, viéndose perseguido por un grupo de mercenarios con look a lo “Mad Max”; le acompaña en su odisea la siempre bella Kathleen Kinmont, actriz prácticamente inseparable de Lamas por aquel entonces.

Pues eso, distracción sin extrañezas que, aunque sea por descarte y por mera comparación, acaba por convertirse en uno de los productos más apetecibles de la filmografía de Lorenzo Lamas.

Puntuación: 5/10

jueves, 13 de julio de 2017

EL CONFIDENTE (Leng xue hong fan, 1982)


Débil policiaco hongkonés realizado poco antes de que el género se renovase gracias a propuestas como “A better tomorrow” (1986) o “City on fire” (1987). Dirigida por Kei Law -quien en años anteriores atinó con cintas como “Los maestros tullidos” (1979)-, la película se centra en como un cuerpo de policía lucha contra la mafia en los barrios más peligrosos de la zona. De este modo, prostíbulos, casinos y nights-clubs son las localizaciones habituales a lo largo del metraje en una cinta que combina de manera aleatoria la acción marcial (peleas de kung fu en masa) con la pirotecnia más desenfrenada. Y aunque la propuesta parezca atractiva, lo cierto es que “El confidente” se sitúa bastante lejos de lo que podemos calificar como un buen filme: los personajes aparecen desdibujados y sin apenas carisma (como decíamos, faltaban unos años para que John Woo y Ringo Lam implantaran su estilo en las carteleras); la narración avanza de manera desacertada, aburriendo en más de una ocasión; y, sobre todo, el caos se apodera de la trama a la menor ocasión, pues en lugar de apostar por unas secuencias de acción ordenadas se da paso a un festival anárquico en el que el espectador acaba más confundido que los propios intérpretes.

Luego podemos justificar el visionado de “El confidente” como un interesante ejercicio de estudio para ver que se cocía en la industria a principios de los años ochenta, así como para descubrir uno de los primeros papeles del hoy célebre Simon Yam, aquí dando vida al agente protagonista decidido a implantar la ley y el orden en su país. Y es que, aunque el producto sea menor, siempre es un placer ver a Yam en la pantalla, pues no cabe duda de que es uno de los mayores valores aportados por la cinematografía asiática.

Por último, y como viene siendo habitual, adjunto la imagen del VHS que se comercializó en España en su momento. De la mano de la empresa Video Distribuciones Exclusivas nos llegaba esta engañosa caratula en la que vemos a un samurai y a un karateka en su pleno apogeo, invitando a creer que nos encontramos ante un filme 100% de artes marciales -confundiendo, más aún, al incluir el filme en la “Serie Karate” creada por la distribuidora-. Y es que como hemos dicho en la película hay peleas, sí, pero no se trata ni de un filme de época ni mucho menos de karatekas. Pero es que el error va más allá, ya que ni tan solo aparece la actriz japonesa Eiko Matsuda, destacada en la imagen como si se tratara de una super-estrella. Podemos sospechar que en algún momento existió un traspapeleo entre cintas y que por ahí existe alguna película nipona con el rostro de Simon Yam en la portada. Pero a saber...

Puntuación: 4/10

martes, 11 de julio de 2017

LA FURIA Y EL HONOR (Rage and honor, 1992)


Una más de las abundantes colaboraciones entre Cynthia Rothrock y Richard Norton, excelentes luchadores ambos, aquí ya metidos de lleno en el mercado norteamericano de serie B. Porque, sí, “La furia y el honor” pertenece a la larga serie de títulos de artes marciales datados en los años noventa confeccionados principalmente para ser degustados en el mercado del video y la televisión. Y lo cierto es que no dista mucho de otras propuestas similares, por lo que el espectador ya puede imaginar con que va a encontrarse nada más apretar el “play”. Realizando un breve resumen de la sinopsis, Rothrock interpreta Kris, una profesora de artes marciales envuelta en una trama de traficantes de drogas cuando un alumno suyo, de manera accidental, es testigo de una siniestra operación; la protagonista contará con la ayuda de Preston (Norton), un policía australiano experto en el combate cuerpo a cuerpo.

Cierto es que la cinta aporta pocas novedades y que el guión es defectuoso y está lleno de problemas -el amigo heroinómano no se sabe muy bien de dónde aparece, y la relación entre Rothrock y el villano que encarna Brian Thompson daba para mucho más, por no hablar del insufrible personaje al que da vida Alex Datcher, refiriéndose a sí misma en tercera persona- pero sin embargo, la acción fluye de tal manera que hace que pasemos por alto la historia y nos centremos en los puntos fuertes del filmes, a saber, la siempre bienvenida presencia del dúo Norton-Rothrock y las efectivas coreografías ofrecidas por la pareja. Dicho esto, creo que queda claro que “La furia y el honor” es un filme fabricado únicamente para fans del género y completistas de la filmografía de los dos protagonistas. Entre los que me encuentro, por supuesto.  

Puntuación: 6/10

viernes, 7 de julio de 2017

LOS DEMOLEDORES (Three the Hard Way, 1974)


El movimiento blaxploitation dejó para la posteridad piezas de todo tipo, y hablar por igual de las diferentes propuestas que engloban la corriente es un error, por desgracia, demasiado común en diferentes estudios. Dicho de otro modo, a la hora de buscar cierta información sobre el tema es bastante habitual encontrarse con afirmaciones del tipo “vista una, vistas todas”, cuando cualquiera que pretenda dedicarle un mínimo de tiempo e interés puede comprobar como existe un abismo de calidad -en todos los sentidos- entre cintas como “Blackenstein” (1973) o “Foxy Brown” (1974), por citar dos ejemplos al azar. De este modo, y como ya hemos hablado con anterioridad en este mismo blog, el blaxloitation generó todo tipo de películas a lo largo de los años setenta, barajando distintos géneros con tal de ofrecer una variedad interesante de cara al espectador, en un mismo tiempo podías encontrar en la cartelera comedias disparatadas, westerns salvajes o dramas urbanos. Por supuesto las artes marciales hicieron acto de presencia, no podían faltar, más aún si tenemos en cuenta que nos referimos a una década en la que el género vivía uno de sus mejores momentos (el éxito de Bruce Lee, los inicios de Jackie Chan, la serie “Kung Fu”...). Y fue Jim Kelly, sin duda, la estrella más importante en este sentido, pues tras revelarse en “Operación dragón” (1973), comenzó a participar en multitud de largometrajes de acción combinando roles protagónicos con secundarios de lujo que otorgaban cierta nota marcial a la función. Es en este segundo grupo donde debemos enmarcar “Los demoledores”, película concebida para en ella reunir a un trío de astros del blaxploitation, a saber, Jim Brown, Fred Williamson y, claro, Kelly. Adscrita dentro de la categoría del cine de mad doctors, el villano de la historia es un demente que pretende introducir en la ciudad un liquida letal para las personas de raza negra pero inofensivo para los blancos. Cuando un muchacho afroamericano los descubre sufre las consecuencias, no sin antes advertir a su buen amigo Jimmy, un auténtico tipo duro que con la ayuda de sus colegas Jaggers y Keyes (Williamson y Kelly, respectivamente) tramará un plan para impedir los diabólicos planes de su enemigo.

Acción, sexo, persecuciones, pirotecnia, música R&B y un claro ataque hacía el racismo estadounidense son los principales elementos que concilian en los noventa minutos de metraje que conforman la cinta, un clásico de la época recordada sobre todo ya que permitió juntar en un mismo plano a tres de los actores más queridos de la tendencia en una aventura ágil, divertida y de fácil digestión. Por su parte, aunque Kelly no hace acto de presencia hasta bien entrada historia, nos regala algunos de los mejores momentos de su filmografía, como ese combate contra unos policías en medio de un aparcamiento. Conectando con el inicio del texto, podemos situar a “Los demoledores” en un termino medio, pues ni es una excelente propuesta de obligada visión ni un filme abyecto que deba olvidarse con rapidez. Dirige, por cierto, el fallecido Gordon Parks Jr., hijo del afamado cineasta responsable de los imprescindibles primeros títulos de la saga “Shaft”.

Puntuación: 6/10