El tándem formado por Van Damme y el cineasta Sheldon
Lettich (que tan buenos resultados dio en el pasado con clásicos como Lionheart-1990)
se unió una vez más a principios de la década del 2000 para crear The
Order, cinta de aventuras para disfrutar en compañía familiar, con una
violencia muy contenida, con tal de poder ser degustada por el mayor público
posible (quizá los más niños no deban verla, pero casi).
La historia cuenta las andanzas de Cafmeyer (Jean-Claude Van
Damme) un caza tesoros siempre en busca de nuevas aventuras, que viajará hasta
Israel debido a un conflicto generado a partir de unos manuscritos extraviados
propiedad de una peligrosa secta. Se trata quizá de la película más alegre de
Van Damme, pues aquí, el astro belga se pasa toda la trama de cachondeo, haciendo
coñas sin parar (incluyendo un chiste sobre pedos), intentando ligar con
cualquier fémina que pase por delante, disfrazándose de rabino para esquivar a
los malos en un momento determinado, e incluso, en una secuencia (casi) metalingüística, saludando a los extras
que asisten a una discoteca. Teniendo en cuenta que además Van Damme es quien
firma el guión del filme, no ha de extrañarnos que se sienta muy cómodo y
relajado con su papel, respirando buen rollo por cada uno de sus poros, y
contagiando de esa felicidad al espectador, cosa que al menos yo agradezco. Y
como la mayoría de las películas protagonizadas por “El Músculos de Bruselas”,
tenemos una buena ración de patadas que ya son marca de la casa. Destacar por encima de todo una excelente persecución por
las calles y mercadillos de Israel, todo un festival de acrobacias y golpes muy
de agradecer. Espero que quede claro que
los no seguidores de Van Damme deberán abstenerse del visionado, pues al
contrario que otros títulos como Al límite del riesgo (1996) o JCVD
(2008), éste The Order fue concebido ÚNICAMENTE para seguidores del actor. O
al menos así lo veo yo.
Papel secundario para la leyenda del celuloide Charlton
Heston (encarnando a un arqueólogo encargado de darle algunas pistas a nuestro
protagonista), aparición sorpresa de Abdel Quissi (recordado por ser el villano
de Lionherat)
y música a cargo del maestro Pino Donaggio, quien crea un delicioso ambiente de
cine familiar estupendo para la ocasión. Y al final de la película
disfrutaremos de un aluvión de divertidísimas tomas falsas del rodaje, todo un
aliciente para los que nos interesa lo que ocurre detrás de la cámara.
Puntuación: 5/10
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