Probablemente,
el bruceploitation
más marciano y gamberro de cuantos se han realizado a lo largo de la
historia sea este Puño de furia, contacto
mortal, que
quizás por definición, ni siquiera podamos meterlo en el saco de
dicho subgénero, pues no aparece ni Bruce Le, ni Bruce Li ni Bruce
Leung ni ningún otro clon. Más bien se trata de un falso reportaje
(tampoco es un falso documental) en el que se detalla los
acontecimientos ocurridos durante la velada de un torneo de artes
marciales en el que se disputa el título de “heredero de Bruce
Lee”. De
modo que tenemos a Adolph Caesar en la piel de un reportero que nos
narrará a pie de pista las exhibiciones y combates que tendrán
lugar a lo largo del evento, al tiempo que hace entrevistas a
diferentes personalidades que acuden como invitados a la velada.
Entre las caras conocidas que prestan declaración tenemos al
promotor de artes marciales Aaron Banks y a las super-estrellas del
blaxploitation
Ron Van Clief y Fred Williamson, ambos protagonizando momentos
verdaderamente delirantes. El otro rostro a destacar quizá sea el de
Bill Louie, quien tuvo sus momentos de gloria no sólo con su carrera
como deportista, sino interviniendo en películas tan frikis como
esta o la conocida Bruce vs. Bill (1981)
con Bruce Le.
Junto
a los mencionados combates, las falsas entrevistas y las secuencias
dramatizadas con los personajes entrenando o viviendo peligrosas
aventuras (sin duda, el momento estrella es aquel en el que Van Clief
libera a una joven muchacha de las garras de unos violadores),
también tenemos secuencias en las que se ficcionan supuestos
momentos de la vida real del Pequeño Dragón...que son más falsos
que un billete de cuatro euros, aportado datos que en absoluto se
asemejan a la realidad afirmando, por ejemplo, que el bisabuelo de
Lee era un antiguo samurai, demostrando así, que los responsables de
Puño de furia, contacto mortal no
saben diferenciar a un japonés de un chino. Además, la
mayoría de las secuencias en las que vemos a Bruce Lee en la
pantalla pertenecen a fragmentos de The thunderstorm (1957)
y de la serie Longstreet con el audio doblado en favor de la construcción de una historia más
o menos lineal. El filme resultante, sin embargo, acaba siendo una
especie de monstruo peligroso, una cinta con altas dosis de frikismo,
imposible de tratar en serio. No obstante, uno no es de piedra, y
aunque lo razonable seria tratar de insulto denigrante a este
producto, sintiéndolo mucho debo reconocer que lo pase pipa viendo
esta película, pues aún sabiendo que es un desastre absoluto, en algunos
momentos no pude parar de reír. Además, el metraje contiene
suficientes elementos que hacen que al menos yo como espectador me
enganche en seguida (la simple presencia de Ron Van Clief, el hecho
de que en un momento determinado se hable de los clones de Bruce Lee,
etc.). En fin, únicamente recomendable para enfermos
terminales...como nosotros.
Puntuación:
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