En este sentido, China, un país amante de la mitificación y de la lectura caprichosa y poética de la realidad, no iba a ser menos. Entre la infinidad de personajes que pueblan la mitología/historia de este país, hay uno que tuvo una presencia especialmente destacada en la gran pantalla, hablamos de Wong Fei Hung. Médico altruista de profesión y nacido en Foshan -considerada la capital del Kung fu- este ejemplar patriota chino hizo frente a las tropas invasoras japonesas, y dice la leyenda que una vez venció él solo a 30 gangsters en el puerto de Cantón.
Con una incontable lista de películas y series sobre su figura, Wong Fei Hung podría considerarse un subgénero en sí mismo dentro del cine de artes marciales y la película que hoy nos ocupa sea quizás uno de sus ejemplos menos destacables.
Dirigido por el experto en el tema Wong Fung -pues ya había trabajado en multitud de películas sobre el héroe sureño- este film con sello Shaw muestra la típica historia de envidias entorno a la escuela de artes marciales de Wong Fei Hung por su éxito y excelencia inalcanzable por las demás; envidias a las que Fei Hung hace frente con una solvencia y educación dignas del mismo Confucio. Un flojo Shih Chung Tien como Fei Hung acompañado curiosamente por Ricky Hui y el clon Bruce Le, encabezan un cast carente de talento marcial que hace destacar todavía más uno de los pocos puntos positivos de la película, el villano interpretado por el legendario Shek Kin.
En el contexto de confrontación entre las diversas escuelas, podemos ver un interesante retrato de las manifestaciones culturales del sur de China como son por ejemplo las danzas de leones, pero sin tanta gracia como haría unos años más tarde la muy superior "Martial Club" de Lau Kar Leung.
Formalmente es correcta como de costumbre en Shaw Brothers, pero la ausencia total de carisma del protagonista desequilibra estrepitosamente la tensión frente a un villano al que le sobra presencia. Sin ser horrible, simplemente es una más.
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