Diminuto clásico chino de la
década de los 80 protagonizado por un joven granjero especializado
en soja que, además, posee una larga trenza con la cual combatir
contra todos aquellos que le humillan. Se trata pues de una cinta de
artes marciales construida en base a la peculiaridad referida a un
atributo físico del personaje principal -algo similar a lo ocurrido
en títulos como “El luchador manco” o “Los maestros tullidos”,
por ejemplo- pero que por desgracia no va mucho más allá ya que,
aunque la trama trate de introducir una historia de amor entre el
héroe y una joven, o, ya casi al final del metraje, el guión vire
hacia derroteros de batallas entre el territorio asiático y el
ejército extranjero, la película peca de apoyarse en exceso en la
virtud de la figura estrella, sin ser algo tan atractivo para el
espectador, por mucho que así se nos intente vender. Con todo, su
ritmo veloz, sus peleas no del todo desdeñables y su buena puesta en
escena -el tratado lumínico, oscuro y a ratos tenebroso, es un valor
a tener muy en cuenta, pues dota todo de un aire mágico sin duda
cautivador- hacen que su visionado se convierta en una distracción
inocente. Sorprende, eso sí, que el filme arrastre, como decíamos
al inicio del texto, cierto culto dado que, sin ser “El látigo
mágico” una película nefasta, tampoco destaca entre otros títulos semejantes de idéntica nacionalidad.
Puntuación: 4/10
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