Después de mi experiencia con Promesa sangrienta, me
sentí como una adolescente sedienta de más dosis del ídolo de turno, por lo que
no pude resistirme a revisar en mi videoteca
en busca de más películas de Michael Jai White. Encontré varias, pero la que
quizás más se acercaba a lo que realmente necesitaba ver era sin duda esta, Invicto
II. Recuerdo que la vi en el momento de su estreno (en videoclub, of course), dado que de entrada, su antecesora,
Invicto
(2002) de Walter Hill, me había encantado, así que una secuela era de visión
más que obligada. Aunque ya se sabe con este tipo de continuaciones, las
coincidencias entre personajes suelen ser mínimas y se entienden más como
psueudo-remakes que como segunda parte de una historia propiamente dicha…pero
en este caso da igual, porque, se llame como se llame, Invicto II es muy buena.
Michael Jai White es George, un exitoso boxeador que viaja a
Rusia para protagonizar el spot de un
licor local. Una vez allí, unos gangters le tienden una trampa, acabando con
sus huesos en prisión. El objetivo de
los “malos” es que George realice un combate cuerpo a cuerpo contra Boyka (Scott
Adkins), el campeón indiscutible de la cárcel. Y hasta aquí el argumento, no es
necesario más. Lo que realmente cuenta es ver a dos auténticos cracks como son
Scott Adkins y Michael Jai White zurrándose de lo lindo ante los maravillados
ojos del espectador. Al contrario que en
la primera entrega de la saga, en la que el boxeo era el deporte protagonista,
aquí vemos como Adkins hace uso de las artes marciales a la hora de luchar,
dentro de unos combates (casi) sin reglas en los que todo vale. Dado que el
personaje de White es únicamente boxeador, deberá aprender algunas tácticas si
quiere salir victorioso en sus combates, siendo instruido por otro preso (Eli
Danker) apodado “El Topo” que fue militar un tiempo atrás.
Seamos serios, películas de temática carcelaria hay muchas y
algunas de ellas son excelentes. Encontramos ejemplos como Cadena perpetua (The Shawshank redemption, 1994), Pena
de muerte (Dead man walking, 1995) o Celda
211 (2009), por nombrar tres de las últimas décadas. Invicto
II, evidentemente, no es una gran película, pero tampoco pretende
serlo. La excusa de reunir en un mismo largometraje a Adkins y White debería
ser suficiente para todos aquellos a los que les guste el cine de artes
marciales. Yo por ejemplo, al ser fan de ambos actores, disfruto como un enano
cada vez que la veo. Además, tiene ese look que poseen los mejores dircect to video, que seguro molestará a
muchos, pero, ¿qué quieren que les diga?, a mi me encanta (y me engancha, pues
trato de tragarme todas las del estilo, aunque a veces me den gato por liebre,
claro). Y por cierto, intuyo que M. J. White debe sentirse cómodo interpretando
a boxeadores, pues recordemos que a lo largo de su carrera ya ha interpretado a
Muhammad Ali y Mike Tyson. Curioso.
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