Una más de las incursiones de Dolph
Lundgren en el género fantástico tras previas propuestas aceptables
como “Masters del Universo” (1987) o “Dark Angel” (1990).
Aquí el sueco interpreta a Lukas, un miembro de la orden de los
Templarios con el objetivo de interceptar los planes de un ser
demoniaco que está causando el pánico en las calles de Nueva York.
Producto menor e intrascendente,
bastante frío y sin gancho, probablemente su única virtud sea la
presencia de Lundgren como protagonista dando vida al héroe que se
enfrentará con puños y patadas a las fuerzas del Mal. Por lo demás,
nos encontramos ante una película que opta por circular por los
terrenos de la aventura blanda en lugar de tratar de apostar por una
estética más salvaje y terrorífica, algo que el metraje pide a
gritos en todo momento. Efectos especiales surgidos de la peor serie
B, subtramas de problemas familiares en torno al personaje femenino
co-protagonista que no logran captar la atención y un final
sencillo y de manual que apenas sorprende son los elementos con los
que el realizador Jean-Marc Piché adereza la cinta, un filme fallido
como pocos que, sin duda, podría haber llegado mucho más lejos,
pues partía de una base atractiva sobre el papel. Algunas fuentes
aseguran que el mismísimo Michele Soavi -responsable de las
magnificas “Aquarius” (1987) y “Dellamorte Dellamore” (1994)-
a punto estuvo de dirigir la película; una pena, porque estoy seguro
de que en sus manos la propuesta habría sido altamente interesante y
hubiese llegado a mejor puerto. Otra vez será.
Puntuación: 2/10
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