Tercera entrega de una saga que inició
Van Damme basándose en un personaje real -Frank Dux- y que conoció
continuidad en el mercado doméstico gracias a que productores y
distribuidores quisieron exprimir el tema de los combates
clandestinos. De modo que en “Bloodsport III” volvemos a
encontrarnos con los mismos personajes de la segunda parte
-interpretados nuevamente por Daniel Bernhardt, James Hong y Pat
Morita- y con una estructura narrativa similar: mientras que
“Bloodsport II” estaba narrada a partir de un largo flashback en
el que el Maestro Sun explicaba a sus alumnos como Alex Cardo se
convirtió en Campeón del Kumite, aquí es el propio Cardo quien le
cuenta a su hijo cómo tras aquella victoria siguió participando en
torneos similares. Pero el guión es lo de menos, pues todo es una
mera excusa para que por la pantalla desfilen multitud de luchadores
y el espectador pueda disfrutar de combates en el ring. Sin sorpresas
argumentales ni pericias técnicas, “Bloodsport III” es tan llana
como eficaz, un producto que ofrece lo que promete sin demasiadas
complicaciones. Los personajes vuelven a ser meros monigotes
colocados casi al azar, es cierto, y el villano final tiene menos
carisma que los aparecidos en anteriores entregas, pero se puede
llegar a aceptar pues claramente se trata de una producción
complementaria, sin apenas posibilidad de lucimiento por parte de los
responsables (empezando por el director Alex Mehrez); la situación y el guión apenas apenas lo permite.
Sorprende, eso sí, la introducción de ciertos elementos de corte
fantástico, absolutamente inadecuados y cercanos al ridículo. En
este sentido, vemos como el Maestro Sun es capaz de sanar una herida
con sólo pasar la mano por encima, o como Cardo puede encender un
fuego con cierto láser desprendido de su dedo. Momentos risibles,
como se puede imaginar, que detienen el ritmo, sonrojan al público y
restan verosimilitud a la propuesta. Tampoco importa tanto,
evidentemente, y lo mejor es centrar la atención en los combates y
quedarse con la buena presencia que desprende Daniel Bernhardt, sin
duda uno de los nombres clave para entender aquella ola videoclubera
que asoló en los años noventa. Como dato final, aportar que existió
un “Bloodsport IV”, también con Bernhardt como estrella de la
función, pero dando vida a otro personaje en un libreto que se
desprendía casi por completo de la saga. No la he visto, de modo que
no puedo ofrecer una opinión al respecto.
Puntuación: 6/10
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