Rodada entre Japón y Hong Kong, con un inicio muy al estilo de las películas de triadas de la Shaw Brothers, es decir, en un Pub multicolor con vocalista femenina incluida, la intrincada historia narra la investigación llevada a cabo por Jimmy Wang Yu ,un experto luchador de artes marciales chino que busca respuestas al extraño suicidio de su padre aparentemente ligado con un grupo mafioso de Japón, en dicha búsqueda conoce a una joven cantante japonesa (la guapa Okada Kawai) con intenciones similares, por lo que acaban cooperando en dicha tarea.
El film es muy interesante por muchos motivos. Para empezar, las localizaciones en el Japón moderno le dan a la película un aire muy internacional además de la carga estética y fascinadora que siempre aporta la presencia de ese maravilloso país en cualquier imagen. Con un entorno inmejorable, el guión, a pesar de contener bastantes incongruencias poco molestas, es de una complejidad superior a la media sin por ello perder ritmo en ningún momento. En una de las escenas de la película - adelantándose a la idea que años mas tarde definiría el estilo de acción de Jackie Chan, con un entorno de combate orgánico y variable-, vemos a Jimmy Wang Yu peleando contra un grupo de adversarios en una fábrica por la cual se mueven constantemente, utilizando objetos que encuentran por allí y continuando la pelea en el exterior. Si bien es cierto que ya vimos una pelea con este elemento dinámico en The Big Boss, aquí la cosa va mas allá, ya que después de la fabrica y sus inmediaciones, los combatientes se persiguen a pie hasta la cabina de un teleférico situado sobre el mar en el cual finaliza el combate, culminando con un salto de Wang Yu desde una altura impresionante para luego hacer gala de sus conocidas dotes como nadador. La película esta plagada de acción de todo tipo, tiros... motos... trampolines...(no olvidemos que se trata de una película de Lo Wei) y peleas, peleas con un carácter curiosamente Japonés, ya que a toda la iconografía japonesa presente en el film, se le suma el estilo karatekil de Wang Yu, muy parecido al de Sonny Chiba, con patadas no muy altas, unos gestos manuales muy teatrales ,y golpes potentes muy directos sin excesiva filigrana Shaolinera. Como guinda final, el film cierra con una escena ultra violenta, en la que Wang Yu, perseguido por su maldición, está otra vez a punto de perder una extremidad (Marca de la casa).
Película muy recomendable por todas sus virtudes y por lo que supuso filmográficamente para su director y protagonista.
Pues tiene una pinta acojonante, la verdad. Además, me gusta q la reivindiques, porque en mi opinión, Lo Wei tiene en su filmografía verdaderos desastres, es cierto, pero también rondan por ahí algunas joyas que debememos descubrir.
ResponderEliminarY en los sets q compartía con Lee, la lucha de egos debía ser mastodóntica: recordemos q Lo Wei se autoproclamó "el John Ford chino" (o eso dicen, vaya...)