John Liu se encuentra, sin lugar a dudas, entre mis artistas marciales
favoritos por lo que ver una de sus películas para mí siempre resulta gratificante, aunque algunas de ellas
sean, directamente, flojas (como por ejemplo, Liu en Paris-1979). No es
el caso de El aventurero de Shaolin, film que sin ser una maravilla absoluta
ni mucho menos sí que podemos definirlo como un entretenidísimo pasatiempo y
una nueva oportunidad de disfrutar de la elasticidad y los movimientos de Liu.
La historia no tiene ninguna importancia, pues es el típico
festival de traiciones, venganzas, amoríos y muertes (sorpresa final
incluida) que no innova en casi nada, pero sin embargo, por las espléndidas y divertidas coreografías
que contiene el metraje (que incluye, -aparte del obligatorio recital de golpes, saltos imposibles y a los protagonistas
trepando/deslizándose por árboles- las ya famosas patadas de John Liu) se merece al menos un visionado. En la
historia, Liu instruye a un joven huérfano deseoso de aprender kung-fu, y como sucede casi siempre en estas películas,
algunos de los mejores momentos los
encontramos en las escenas de entrenamiento. Pero repito, el plato fuerte son
los combates cuerpo a cuerpo, destacando Liu contra dos hermanos acróbatas, y, lógicamente, la lucha final entre Liu y el huérfano juntos vs
el villano de turno.
¿La parte negativa? Pues como ocurre a menudo, la supuesta
comicidad no funciona en la mayor parte de las escenas en las que no hay peleas.
Además, como decía, el guión no esconde novedad alguna y algunos pasajes
resultan un tanto aburridos, pero claro, compensa con el carisma de John Liu
y su exhibición ante la pantalla. Poco más que añadir, El aventurero de Shaolin
no es otra cosa que una más de los títulos buenos de kung-fu de los años
setenta…aunque para algunos, tal vez eso ya sea mucho.
Puntuación: 7/10
Puntuación: 7/10
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