Película escrita en base a un cómic
en realidad desconocido para mí y del que poco puedo aportar, “El
monje” es una cinta de acción absolutamente superficial que ahora,
más de diez años después de su estreno, prácticamente nadie
recuerda, pues apenas contiene elementos que merezcan ser destacados.
Un monje poseedor de un pergamino mágico busca a su sucesor por todo
el mundo hasta dar con él en las calles de Estados Unidos. Mientras
tanto un grupo de mafiosos persiguen el valorado artefacto. O algo
así, porque lo cierto es que el argumento es más bien desordenado y
poco atractivo, dando paso a que el espectador esté más pendiente
de las escenas de acción, llenas de explosiones y tiroteos
supuestamente trepidantes, en realidad vacíos, huecos mejor dicho.
Protagonizada por un Chow Yun Fat que
en aquel momento gozaba de enorme popularidad gracias a “Tigre y
dragón”, probablemente él sea lo mejor de la propuesta, pues el
excelente actor pocas veces defrauda en su trabajo, aunque el
producto no esté a su altura. Junto a él, Seann William Scott,
quien acostumbra a acertar en su registro cómico -era uno de los
puntos fuertes de la saga “American Pie”- pero que nunca logró
cuajar como action hero -“El monje” no fue una excepción- al
menos hasta el momento de escribir estas líneas.
Diálogos horribles (un personaje
recita algo así como “Fantastic es mi nombre, y la pasta es lo
mío”) y filosofía mal entendida se reúnen en esta propuesta en
verdad fallida, que no funciona ni como buddy movie (Chow apenas
tiene química con Seann William Scott, y uno hecha en falta, y
mucho, a Ti Lung, Danny Lee o incluso a Mark Wahlberg) ni mucho menos
como producto de artes marciales, por culpa de un tono hollywoodiense
que le impide conectar con los clásicos del género a quien en el
fondo hace referencia (véase la alusión directa al filme
“Descendant of Wing Chun” o, tal vez, la anecdótica presencia
del actor Mako, antiguo compañero de reparto de Bruce Lee o Chuck
Norris entre otros). De la pirotecnia y del intento de conexión con
el más conocido cine de John Woo mejor no hablar, por mucho que el
director de “Una bala en la cabeza” esté detrás de la
producción (sic.)
Sin llegar a ser hiriente en ningún
momento, el largometraje acepta al menos un visionado gracias a, como
decíamos, la presencia de Chow y por poseer cierto aire de cine de
aventuras familiar, chistes y acrobacias incluidas. Pero poco más.
Puntuación: 4/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario