Abyecto e insufrible filme de ciencia
ficción que combina las artes marciales de los ninjas japoneses con
toda una retahíla de explosiones, tiroteos demás pirotecnia
llegando siempre a un punto de incomodidad con el espectador debido a
su nula capacidad para construir un argumento medianamente
interesante y a un reparto inadecuado en todo momento.
Dirigida por Makoto Yokoyama (cuya
carrera está muy ligada a la franquicia de los Power Rangers),
Shadow Fury narra una confusa trama de rivalidades entre
corporaciones y laboratorios que experimentan con la clonación
humana. Entre las creaciones se encuentra un despiadado ninja
convertido en una máquina de matar que, al escapar de su asilo,
siembra el pánico entre directivos y doctores. Sólo un caza
recompensas podrá detenerlo...
No merece la pena detenerse demasiado
en un filme cargado de diálogos risibles, coreografías poco
atrayentes y desnudos gratuitos. “Destinada a convertirse en un
clásico” rezaba la contraportada del DVD. En fin...
Protagonizada por un Sam Bottoms que se
encontraba en aquel momento lejos de sus anteriores colaboraciones
junto a Coppola, entre los secundarios podemos destacar al siempre
genial Fred Williamson, aquí dando vida brevemente a un traficante
de armas. Pat Morita interpreta al mad-doctor de turno,
mientras que en el ejercito de clones encontramos a un imberbe Taylor
Lautner, razón por la que la cinta ganó cierto culto entre los
círculos “crepusculares” que quisieron coleccionar las
filmografías enteras de sus héroes. Sería genial poder ver las
caras de miles de adolescentes tras el visionando de Shadow
Fury...
Puntuación:
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