Con esta indiscutible obra maestra del legendario cineasta
japonés Kenji Mizoguchi abrimos una pequeña rama en nuestro blog, en la cual
aparecerán algunos títulos que, aunque no pertenezcan por completo al género de
las artes marciales, si contienen algunos rasgos característicos (personajes,
situaciones, etc) de ese tipo de cine.
Cuentos de la luna pálida está ambientada en el Japón del Siglo
XVI, y cuenta la historia de dos humildes campesinos, Tobei y Genjuro, ambos
casados, y ambos con ambiciosos sueños y objetivos. Genjuro trabaja las vasijas
como hobbie, aunque en su deseo estaría el abandonar los campos y convertirse
en vendedor, ganándose la vida como alfarero. Por su parte, Tobei desea a toda
costa convertirse en samurái, y no dudará en trabajar como asistente de Genjuro
para conseguir el dinero necesario con el que comprar una armadura y una lanza.
Un día, a Genjuro se le aparecerá una bellísima joven que le hace un pedido, a
condición de que el alfarero se lo lleve directamente a su castillo. El hombre
acepta sin saber quién es realmente aquella misteriosa mujer…
Excepcional historia de fantasmas (que no de terror) en la
que se demuestra, una vez más, lo mucho que le interesaba a Mizoguichi el papel
que una mujer puede representar en la vida de un hombre. Codicia, poder, metas inalcanzables y
castigos divinos en una película que como decía al principio, no es exactamente
de artes marciales, pero me fascina de sobremanera el personaje de Tobei y como
enfoca su pasión por el arte de la lucha. Resulta interesante comprobar el alto
estatus que poseían los samuráis en aquellas fechas, y como las gentes de a pie
se sentían fascinados por sus acciones. Memorable también el momento en que Tobei
consigue asesinar a un notable guerrero (gracias eso sí, a una equivocación) y
como logra formar parte del clan de samuráis con el que él soñaba.
Cuentos de la luna pálida se convierte, de este modo, en la
primera gran obra maestra que aparece en nuestro blog.
Puntuación: 9/10
Puntuación: 9/10
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