domingo, 9 de febrero de 2014

EN SU PROPIA DEFENSA (In her defense, 1998)




Michael Dudikoff es una de esas estrellas del cine de acción de videoclub que siempre me ha gustado. Por lo general, si tengo a mi alcance una cinta que él protagoniza, intento no perdérmela, llevándome a veces desilusiones, claro está. Y aunque a lo largo de su carrera interviniese en importantes películas de artes marciales (la saga El guerrero americano, por ejemplo) lo cierto es que, según se ha comentado siempre, Dudikoff era un negado a la hora de pelear frente a las cámaras (usando dobles y todo lo que conlleva) y, en realidad, él siempre quiso hacer otro tipo de papeles. De hecho, me gusta recordar sus inicios interviniendo como secundario en cintas tan ajenas al género como Despedida de soltero (1984) o Cumpleaños sangriento (1981), por citar dos que me agradan. Luego llegó su contrato como protagonista con la Cannon y no se le volvió a ver en otros géneros ajenos a los porrazos, salvo contadísimas excepciones… como En su propia defensa. El que yo quiera  dedicar un post a una película en la que no hay ni una sola patada se debe a que me hace gracia que todos (me incluyo) relacionemos a Dudikoff con el género de acción (y con las artes marciales por expansión) cuando en realidad se nota que el actor se siente mejor realizando films de otro tipo. En En su propia defensa (dirigida por el todoterreno Sidney J. Furie, responsable de Superman IV -1987 entre muchas otras) le vemos compartiendo protagonismo con la oscarizada actriz Marlee Matlin en una trama de juicios y trapos sucios en la que Dudikoff interpreta (y no tan mal, dicho sea de paso) a un abogado que se ve envuelto en una caso de asesinato. Todo un reto interpretativo para el actor que se ve obligado a demostrar a sus detractores que también es capaz de trabajar en la pantalla sin “pelear cuerpo a cuerpo”. Evidentemente no lo logró, la película fue tratada como un telefilme de segunda, cayendo prácticamente en el olvido.  Lástima, porque dentro de sus coordenadas no está tan mal y puede verse sin complicaciones para pasar la tarde. Eso sí, parece que Dudikoff quisiera hacerle un guiño a sus fans, dando vida a un abogado con gafas y toga, sí, pero que en su tiempo libre cultiva su cuerpo, apareciendo en varias escenas entrenando en un gimnasio, practicando con un compañero o dándole a un saco de boxeo.  Y es que, tampoco iba a alejarse tanto del “mini-mito” que había creado con la Cannon…aunque intuyo que fuese a su pesar.     

Puntuación:
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