Hoy viernes 14 de febrero se estrena en las carteleras
españolas la nueva versión de RoboCop (2014), la cual, evidentemente,
aún no he visto. Pero le tengo muchas ganas, a pesar de que ya he oído y leído de
todo, y no todo bueno precisamente. Pero Robo es un personaje que siempre me ha
gustado, de modo que trataré de no perdérmela.
Ayer noche, me apetecía recordar un poco la trilogía original, y me dio por ver
una vez más la tercera entrega con intención de reseñarla en nuestro blog. Lógicamente,
elegí la tercera parte porque es la única que podría entrar en las coordenadas
de “Dim Mak”, pues por la trama se pasean varios cyborg-ninjas dispuestos a
hacerle la vida imposible a nuestro protagonista.
La ciudad de Detroit se encuentra infestada de pobreza,
delincuencia y marginación, por lo que los líderes políticos junto a la OCP
deciden derribar la ciudad y convertirla en Delta City. Pero los habitantes no
estarán en absoluto de acuerdo iniciándose así terribles guerras urbanas. OCP
contará con el apoyo de una corporación japonesa, la cual envía a varios de sus
robots-ninja para amenizar el proceso de cambio. En medio de todo se encuentra
RoboCop, diseñado para cumplir la ley, pero con ciertos sentimientos que le
hacen plantearse sus actos.
Considerada como la peor de la saga, el hijo feo de la
familia, es evidente que RoboCop 3 es inferior a las
anteriores entregas, pero eso no significa que sea una mala película como se le
acostumbra a denominar. Al menos a mí me gusta. Robert John Burke sustituye a
Peter Weller en la difícil misión de dar vida a Murphy-RoboCop, y por mucho que
digan, lo hace de putísima madre. Nancy Allen sí repite su papel de
compañera-amiga, incorporándose al reparto el inigualable Mako, como financiero
japonés. Los diversos cyborg-ninjas de los que hablábamos tienen varios
momentos de lucimiento, ejecutando acrobacias y demostrando su buen uso de la
espada. Sus combates contra RoboCop son divertidos y desprenden un aroma de
Serie-Z garrula que me encanta. Y por cierto, el excelente músico Basil Poledouris volvia a la saga tras su ausencia en RoboCop 2 (1990), aportando su indiscutible y conocidísima melodia.
A menudo se ha dicho también que en esta
entrega de 1993 se echaba en falta la ultra violencia que disfrutábamos en las
anteriores entregas, pero aunque no haya
gore, si que veo suficientes muertes, tiroteos, explosiones y peleas que hacen
que tampoco se aleje demasiado al espíritu de las dos anteriores. No obstante,
Frank Miller volvía a ejercer de co-guionista (aunque varias fuentes afirman que
no le gusto el resultado final). Dirige y
co-escribe Fred Dekker, cineasta que parecía iba a pegar fuerte en el cine
fantástico (consulten su filmografía) y que extrañamente desapareció de la
industria.
Creo que el estreno de la nueva película podemos considerarlo como un buen
momento para revisionar, una vez más, esta genial trilogía sobre un héroe que
era “parte máquina, parte hombre, todo policía”.
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