Hablaremos hoy de una
película muy importante para nosotros (los amantes del cine de tortas) ya
que supuso el debut de Wesley Snipes
como héroe de acción. El actor había demostrado sus excelentes dotes para la
interpretación en clásicos como Jungle Fever (1991) e incluso había
coqueteado con el thriller en El rey de Nueva York (1990) o New
Jack City (1991), pero fue Pasajero 57 la que le desvirgó como
héroe capaz de desmantelar los malos gracias a las artes marciales. Y es que
Snipes, en la vida real, posee conocimientos en distintas disciplinas de lucha,
algo que queda evidente en sus films.
Sin ser sobre el papel nada del otro jueves, sin duda se
trata de una de las mejores películas de acción de acción de los 90, y es que
precisamente Snipes es quien se encargó de que la película sobresaliese de la
media. El futuro protagonista de la saga Blade
llena la pantalla con cada una de sus apariciones, ya sea con sus chistes (¿juegas a la ruleta? Deja que te dé un
consejo: apuesta siempre al negro), sus movimientos (los combates contra
los villanos, las escena de entrenamiento en el gimnasio, etc.) y, por supuesto
el hecho de que es un excelente actor y no sólo un armario ropero.
El terrorista más peligroso de Europa (Bruce Payne) se encuentra
en Estados Unidos haciendo de las suyas, pero es interceptado cuando en una
clínica intenta hacerse un cambio de cara (la cual pide sin anestesia,
demostrando ser un macho-man). Su viaje
a prisión se realiza a bordo de un avión
corriente lleno de pasajeros vulgares, transporte que será secuestrado por el
criminal con la ayuda de unos terroristas que jamás sabemos de dónde vienen.
Pero nadie contaba con que el asiento número 57 estuviese ocupado por John
Cutter (Snipes), un agente de seguridad especializado en terrorismo aéreo.
Como puede comprobarse, los guionistas no tuvieron que romperse
demasiado a cabeza a la hora de construir la historia, pro no importa
demasiado. La película dura 78 minutos y ofrece lo que promete, frenéticos tiroteos
y buenas patadas por parte del protagonista. Todo ello a ritmo de saxofón (me
encanta la banda sonora de Stanley Clark), con unos títulos de créditos muy
molones (simulando el scanner de seguridad del aeropuerto) y unos secundarios que a mí personalmente me chiflan,
como Tom Sizemore o Bruce Greenwood. Sin olvidar nunca a Snipes, verdadero foco
de atención en todo momento.
Puntuación: 7/10
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