lunes, 6 de febrero de 2017

CYBORG 2: LA SOMBRA DE CRISTAL (Cyborg 2 (Glass Shadow, 1993)



A finales de los años ochenta, el hoy afamado Jean Claude Van Damme veía como su carrera comenzaba a despegar gracias principalmente a éxitos como Contacto sangriento (1998) o Kickboxer (1989). Hubo otros filmes en aquella primera época, menos exitosos en líneas generales, pero que no deberían ser en absoluto olvidados. Cyborg (1989) fue uno de ellos. Perteneciente al catálogo de la productora Cannon y dirigida por Albert Pyun, su historia post-apocalíptica a medio camino entre la acción y la ciencia ficción -planteada en un primer momento como una secuela de Masters del Universo (1987)- sirvió para construir un entretenido y correcto producto que, de algún modo, también sirvió para afianzar el estrellato del actor belga. No reventó las taquillas, claro está, pero generó suficiente culto como para que avispados productores se decidieran a levantar dos secuelas pensadas principalmente para el mercado doméstico.

La primera de ellas, Cyborg 2: la sombra de cristal, recogía el testigo de su antecesora obteniendo peores resultados. La historia arranca en 2074 y plantea la idea de que grandes corporaciones son capaces de crear robots con apariencia humana para que confraternicen con los humanos empleándolos como máquinas de guerra o misiones de espionaje. Cash, uno de esos cyborgs, descubre lo que sus superiores tienen pensado hacer con “ella”. Tomando conciencia del asunto, y con la ayuda de un humano llamado Colt, tratará de luchar contra su destino, rebelándose contra todo el sistema. La pareja se verá ayudada por otro cyborg llamado Mercy, pero también será perseguida por diferentes asesinos, así como por fuerzas militares.

Con efectos especiales típicos de la época, secuencias de sexo enfatizando en el desnudo femenino y algunas peleas para aderezar la función, el sencillo guión de la película fue diseñado para que el ritmo avance sin apenas sorpresas, a pesar de contener algunos momentos que intentan ir un poco más allá, osando acercarse, por ejemplo, a la obra de Asimov refiriéndose a una constitución que recuerda a las leyes de la robótica. Risible, átona e inocente, la cinta hubiera caído en el más absoluto de los olvidos de no ser por contar con un curioso reparto digno de analizar; como toda buena serie B, el triunvirato protagonista de Cyborg 2 vino formado por un action hero en alza, una leyenda de Hollywood en decadencia y una joven y bella actriz. Elias Koteas (presente en la saga de Las Tortugas Ninja) y Jack Palance fueron los rostros masculinos, mientras que una primeriza Angelina Jolie ejerció de cyborg principal, luciendo ya aquí sus dotes para el cine acción. Una vez alcanzado el éxito, la diva fue cuestionada en una entrevista por su participación en el filme, y argumentó que en un principió la historia le pareció atrayente, pero que quedó profundamente decepcionada cuando vio el resultado final. A decir verdad, y aunque muchos puedan no estar de acuerdo, Cyborg 2 no es tan diferente a otros blockbusters protagonizados por Jolie y que gozan de mayor prestigio: cintas como Wanted: Se busca (2008), Salt (2010) o las diferentes aventuras de Lara Croft poseen un mayor nivel de producción, pero a fin de cuentas no se alejan mucho en cuanto a intenciones o, incluso, calidad cinematográfica. Presencias habituales del género como Billy Drago o Sven-Ole Thorsten redondean el cast, mientras que Michael Schroeder -antiguo colaborador de Sam Firstenberg- se ocupó de la realización, al igual que de la siguiente secuela, Cyborg 3 (1994). Como dato, mencionar que la saga propició la elaboración de multitud de exploits con títulos como Cyborg Cop (1993), American Cyborg: el guerrero de acero (1993) o CyberTracker (1995), este último protagonizado nada menos que por Don “The Dragon” Wilson y Richard Norton.

Puntuación:

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