martes, 6 de diciembre de 2016

TOLERANCIA CERO (Zero tolerance, 2015)


El cineasta tailandés Wych Kaosayananda, apodado en el gremio como Kaos, vuelve a hacer honor a su apodo y nos ofeece en esta “Tolerancia cero” un re-montaje de su película “Angels”, título de 2012 que al parecer no conoció estreno fuera de los países asiáticos. Los productores pensaron que aquel metraje se podía salvar incorporando a unas cuantas estrellas internacionales del cine de acción de serie B; dicho y hecho, contrataron a Scott Adkins y a Gary Daniels y añadieron al guión nuevos personajes con la intención de hacer que la historia poseyera un carácter más mainstream. ¿Resultado? Este monstruo estrenado en 2015 que no hay por donde cogerlo y que ni siquiera posee el encanto freak que pudiera tener una vil bruceploitation (por poner un ejemplo).

Johnny (Dustin Nguyen, intérprete siempre recordado por su papel en la serie “Nuevos policías”) es un policía vietnamita cuya hija, Angel (una prostituta que se escapó de casa cuando era niña), acaba de morir en las calles de Tailandia. Con la ayuda de un amigo del cuerpo de policía de Bangkok, Johnny comenzará una investigación por el circuito criminal tailandés para encontrar a los asesinos de su pequeña; en su camino se cruzará Steven (Adkins), el novio de Angel con cierta relación con el sindicato del crimen.

Aunque lo dicho en el inicio de la reseña pueda dar a entender que el principal problema de la película sea su caótico montaje debido a diferentes re-escrituras de guión, lo cierto es que si el filme no funciona se debe a diferentes motivos: el primero y más importante es un desarrollo en todo momento errático, pues la historia deja de interesar al poco de arrancar tal vez debido a la falta de entrega por parte de Dustin Nguyen: su apatía parece poder contagiarse más allá de la pantalla, un error muy probablemente debido al caos fílmico de la propuesta, pues en el pasado del actor pueden encontrarse varios títulos interesantes. Y aunque las secuencias de tiroteos no están mal resueltas, no puede decirse lo mismo de las escenas con artes marciales, muy escasas e insatisfactorias, destacando (desde un ángulo negativo) el denominado momento más esperado del filme, el combate cuerpo a cuerpo entre Nguyen y Scott Adkins que acaba por convertirse en un pasaje breve e inocuo dentro de una narración por la que el espectador ha dejado de sentir interés. Y al final, cuando se descubre la identidad de los asesinos, nuestra atención ha pasado a otros temas. Prescindible, aunque inofensiva, únicamente recomendable para aquellos interesados en la filmografía de Scott Adkins. Y en cuanto a Gary Daniels (que ya había trabajado con Kaos en “Tekken: a man called X” de 2014), su rol es más bien anecdótico, dando vida a un gángster que le proporcionará cierta información importante al protagonista. Su presencia es pasajera y apenas altera el resultado final del producto. Lástima.

Puntuación: 2/10

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