Cuenta la leyenda que cuando Wong Jing
rodó City Hunter (1993) acabó bastante cansado del
comportamiento de su protagonista, Jackie Chan, y que la película
que aquí reseñamos, Doble mortal, nació como una especie de
venganza por parte del cineasta hacia el protagonista de La
armadura de Dios (1985). No sería la única vez que ocurre algo
así en la historia del cine: alguna vez se ha dicho que Tom DiCillo
escribió el personaje de James LeGros en Vivir rodando (1995)
recordando lo mal que lo pasó con Brad Pitt en el rodaje de la
anterior Johnny Suede (1991). Sean reales o no estas
historias, lo cierto es que Doble mortal
se mofa directamente de Chan, pues el personaje al que da vida Jacky
Cheung (actor excelente, inolvidable su rol en Una bala en
la cabeza -1990- de John Woo) es
una estrella del cine de acción que presume ante la prensa de poder
rodar las escenas de riesgo sin necesidad de dobles... lo cual no es
cierto, y aquí entra la figura de Jet Li, un artificiero que perdió
a su esposa en una antigua misión, reciclado en guardaespaldas y
stuntman oficial del
actor.
El
grueso del metraje transcurre en un edificio de lujo en el cual se
está celebrando una magnífica fiesta con motivo del estreno de la
última película del astro. Pero como si de La jungla de
cristal se tratara, un comando
terrorista penetra en el bloque y secuestra a todos los invitados.
Intriga y acción están servidas en un filme realizado en el Hong
Kong de los 90, pero que conoció un rescate por parte de
distribuidoras internacionales, quienes alteraron en cierta medida la
película, cambiando la banda sonora casi por completo, trastocando parte la edición y modificando
algunos de los diálogos. Una pena.
Con
todo, la cinta es entretenida, está bien rodada -no cabe duda de que
Wong Jing es un buen cineasta, y más cuando se apoya en coreógrafo
de la talla de Corey Yuen-, es divertida por momentos y no deja mal
cuerpo. En lo referente a la acción marcial, gran parte de los
momentos se ven apoyados en la comedia (principalmente por parte de
Jacky Cheung) y tal vez faltaría una lucha final entre Li y un
villano a su altura. Pero está claro que los objetivos y referentes
son otros, por lo que las artes marciales pasan a un segundo plano,
aunque con momentos interesantes en los que destacar. Eso sí,
sorprende ver a Cheung vistiendo durante gran parte de la película
el chandal amarillo de Bruce Lee. Choca, al no ser consecuente con el
resto de la trama ni con la presunta intencionalidad, pero ahí está,
y es que, según parece, la alusión al Pequeño Dragón es un
recurso al que acudir constantemente.
Puntuación:





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